viernes, abril 28, 2006

25 DISCOS URUGUAYOS VII


MILONGA MADRE (1970) Alfredo Zitarrosa

En la casa de A.S., nos juntábamos 5 o 6 amigos durante nuestra adolescencia, básicamente con la única consigna de beber alcohol hasta quedar en pedo. Sus padres se iban para afuera los fines de semana y la casa quedaba libre para que nosotros fuéramos a experimentar diferentes y novedosos estados de conciencia.

Uno de aquellos días coincidió con la primer caceroleada que se hizo en los tempranos 80. Se suponía que a las 8 había que apagar la luz y hacer ruido con utensilios culinarios. Mi amigo ya era descreído en esa época (todo un adelantado) yo, mientras tanto, era un iluso que creía en mi pueblo, en la gente de mi país, que los orientales se rebelaban contra la opresión y todo ese tipo de cosas que a los 15 años era natural sentir (supongo).

Con la luz apagada, yo esperaba frente al ventanal de la magnífica casa en un barrio para pudientes donde vivía A.S. y a la cual había llegado temprano porque mi madre me había prohibido que anduviera por la calle a la hora de la anunciada caceroleada. Las instrucciones de los padres de mi amigo también habían sido no hacernos los locos, no marcar bobera, en un barrio High con garita policial cercana, y donde nadie sabe qué piensa y a quién conoce el vecino. Tiempos de desconfianza generalizada.

Llegan las 8 y no se escucha nada. Mi amigo, desde el sillón, me decía “Pero que te crees que va a pasar, este es un pueblo cornudo, acordate la cantidad de gente que votó el SI... ¿Sabes donde van a cacerolear? En algún barrio obrero, en alguna cooperativa, los mismos dos giles de siempre, pero acá la gente está cómoda. Acá no vamos a escuchar nada...” Yo no podía creer el silencio que había, hasta que dos o tres minutos después escuché un ruido de cacerola lejana. Al principio era como si se fueran sumando de a una y en segundos se convirtió en estruendo, como cuando arranca a llover. Mirándonos con ojos grandes y cabeceando una afirmación, nos decidimos a salir a la vereda a escuchar primero y hacer ruido después, pegándole al fierro de un cartel. Ya no había que cuidarse, podíamos hacer lo que todos estaban haciendo con la impunidad de quien forma parte de la multitud.

La partusa alcohólica posterior fue memorable y a la madrugada, uno tras otro fuimos cayendo derrotados. Yo quedé dormido en un sofá. A media tarde del día siguiente empiecé a despertarme, me sentía espléndidamente bien. Había un sol radiante y me percaté de que había una música sonando que alguien había puesto un rato antes. Escuchar la voz de Zitarrosa, en mi caso, fue literalmente despertar de un sueño.

Milonga Madre fue discutido en su momento. Los violines molestaron a la audiencia mas purista de Don Alfredo, acostumbrada a los arreglos puramente guitarrísticos. Pero la calidad de canciones como Milonga madre, Nene Patudo o Para Manolo y sobre todo la voz del mayor cantor uruguayo (comprobado) no admiten mayor discusión.

viernes, abril 21, 2006

25 DISCOS URUGUAYOS V y VI


CANCION DE MUCHACHO (1971) y SANSUEÑA (1979) Eduardo Darnauchans

Me tocó conocer a Darnauchans en la casa de un amigo que tenía 4 hermanas mayores. En un cassette de 90 habían grabado Canción de Muchacho de un lado y Sansueña del otro. Lo escuchaban mil veces, en forma obsesiva, por aquel entonces el Darno generaba calentura en las muchachas.

Hablamos de un artista que no incursionó demasiado en ritmos locales más allá de alguna milonga disfrazada de otra cosa. No ha usado para sus canciones ni el candombe ni la murga ni los ritmos folclóricos que si usaron por ejemplo, sus coterráneos tacuaremboenses. No domina ningún instrumento por lo que su música dependerá en gran parte de sus acompañantes. En estos dos discos y el que editó entre ellos (Las quemas) la casi totalidad de las letras pertenecen a otros autores como Washington Benavides o Víctor Cunha. A nivel compositivo evidentemente se trataba de alguien de gran talento para crear melodías. En cuanto a lo interpretativo, su timbre de voz y la forma de colocarla (la voz), el vibrato corto a la francesa y demás señas particulares lo convirtieron en un cantor que desde sus inicios llamaba la atención. Por otra parte, el personaje conflictuado que elegía el suicidio como tema principal de varias de sus canciones, y los propios intentos que llegó a perpetrar (en un país donde todo se sabe), lo llevaron a ser la oscura leyenda, que durante mucho tiempo fue el Darno. Es que, además de todo eso, tenía prohibido actuar en vivo, ni siquiera censura previa de por medio. Un misterio absoluto, Sansueña había tenido una repercusión importante para la época, pero al tipo no se lo podía ver en vivo.


Uno de los grandes motivos por el cual Sansueña lanzó a Darnauchans a cierto nivel de éxito, fue su sociedad con Jorge Galemire, quien arregló casi todas las canciones y tocó casi todos los instrumentos. Ya hablaremos de este muchacho cuando reseñemos sus ignorados discos Presentación y Segundos afuera, pero también tendremos que referirnos a él cuando hablemos de Siempre son las 4 de Roos y alguna cosa mas.. La increíble y triste historia de un olvidado o poco recordado músico que fue parte importante en el lanzamiento a la fama nada menos que de Darnauchans y Roos.

Quién sabe lo que sentí cuando escuché Final por primera vez. Y Cápsulas. Y Ni siquiera las flores. Y Canción de Muchacho. Y Cecilia, la cual saqué en la guitarra porque era fácil de tocar y le rompía las pelotas a todo el mundo cantándola en los cumpleaños. Puede que haya sido el único músico uruguayo del que fui algo así como un fan durante mis años mozos.

“No te mates nunca!!” Le gritaron desde la tribuna la primera vez que lo vi en vivo. Pero para ese entonces ya estaba cantando las canciones de Zurcidor, disco al cual me referiré próximamente.

miércoles, abril 12, 2006

25 DISCOS URUGUAYOS IV


Recital Especial (1983) Leo Masliah

Durante el auge del Canto Popular, a cada rato había recitales acromegálicos con 25 o 30 números entre solistas, dúos, tríos, cuartetos, quintetos, etc. La lógica era similar a lo del rock hoy día. Los muchachos ahora te dicen que el rock es una forma de vida, aguante el rock nacional y diversas tonteras similares. En aquella época, el que era cantopopu, también se morfaba todo lo que le pusieran delante, entonces pagaba la entrada y en el escenario iban desfilando músicos(?) como Los Peyrou, Omar Romano y los del altillo, Pareceres, Grupo Vocal Universo y demás aberraciones. Desde encima de un pedestal, la conclusión de un iluminado podría ser "la masa es estúpida, se suben en cualquier carro y responden más a tal o cual movida musical que a la calidad de cada artista" Y bue. No voy a discutir ese argumento. Yo seguramente tenga pecados que confesar al respecto, quizás me llegó a gustar algo de Abel García y demás cosas de dudosa calidad. Sin embargo, por suerte, me daba la capacidad de discernimiento como para advertir chantas subidos al carro que no podían cantar ni la lotería y eran ovacionados por todo el Palacio Peñarol.
Con un amigo jugábamos durante las actuaciones de dichos "artistas", competencias de manijeo, el juego consistía en esperar que en una canción de Los Zucará (ponele) se dijera alguna palabra como libertad, o pueblo o algo así, empezar a aplaudir como loco y hacer que todo el estadio aplaudiera. Lo hacíamos una vez cada uno y el que lo lograba, se adjudicaba un punto. Fue divertido hasta que descubrimos que todo intento era exitoso, las competencias terminaban 37 a 37, o scores de esa magnitud.

Al iluminado del pedestal sin embargo, le diría que pese a que el canto popular pueda haber sido un fenómeno que en terminos de porcentaje apelaba más a la estupidez que a la inteligencia, que en más de una ocasión privilegió cantautores de pacotilla sobre músicos de verdad, que hubo (mucha) gente que curró abierto, no caben dudas que fue algo necesario y que entre otras cosas tenía como cometido manifestarse masivamente contra los milicos, lo cual no era poco. Y si tenía otra cosa buena, era que entre los 25 artistas que desfilaban, te podía tocar alguno de los buenos, como por ejemplo Leo Masliah.

Recital Especial tiene una caricatura en la tapa dibujada por el propio Masliah, en la que se retrataba la estúpida relación "artista-público" que por ese entonces cundía. Un certero dedazo en el orto para todos los que se dedicaron a ser ovejas de un rebaño en el que lo que predominaba era la ausencia total de cuestionamiento. Pero adentro de la tapa había un disco cuya calidad musical le daba a Masliah la autoridad para que dicho dedazo fuera justificado.

Ya todo el mundo conocía a Masliah. Había sorprendido con "la Moto" "Superman", "El Concierto" y demás canciones editadas en sus dos discos previos, pero en Recital Especial toma distancia y de cierta manera ofrece una nueva postura crítica frente a un Cantopopu que llevaba ya años de decadencia: Esto fue un gran alivio para un sector del publico (no muy grande, por desgracia) que ya era abiertamente disidente por tener las pelotas hichadas de aguantar tanto lance.

El disco tenía canciones como La grande o Despedida de soltero", en las que aparecen personajes bien reconocibles, ventajeros, garroneros, egoístas, inconscientes, crueles, muy lejanos al "hombre nuevo" que parecía abundar si uno se regía por las letras de Los del pueblo o Los del Yerbal. Música de putamadre (atento Elso) en canciones como Desubicado, Pequeña variación en la conducta de los reyes magos, Fábrica de no se qué...

Abandoné los espectáculos masivos de Canto Popular. Empecé a frecuentar la Alianza francesa y salas pequeñas de teatro donde los pocos que valían la pena, hacían recitales para 50 personas. Vi varias veces a Masliah en vivo, experiencia muy recomendable por aquel entonces. La última vez, fue despues de años, o lustros, o décadas de no verlo. Apareció en HBO y me hizo cagar de risa.

viernes, abril 07, 2006

25 DISCOS URUGUAYOS III



TROPICOS (1973) Daniel Viglietti

Durante la dictadura, mi padre fue el Archiduque del Notemetás, técnica que le permitió ser un ciudadano Clase A. Mi madre sería en ese caso la Archiduquesa, ponele. Viví casi toda la dictadura en un limbo infantil desconociendo que en el Uruguay había una situación anormal. Del tema se hablaba poco y como niño o no entendía o directamente no me interesaba.
No me enteré que mi tío había estado en cana por ser el único profesor afiliado al Partido Comunista de un liceo del interior. No me enteré que a mis abuelos, una foto de un pariente milico colgada en la pared los salvó de que en el allanamiento a su casa, encontraran la colección de cuadernos de Marcha en el sótano junto con varios documentos prohibidos más, y una bandera de tela del FA de las elecciones de 1971 que mi abuela guardó doblada en el fondo de un ropero, hasta que me la dio años después para que su nieto fuera a Bulevar y Bulevar a recibir al recién liberado General Seregni.
Pero bueno, volviendo a lo anterior, nada sabía yo por aquel entonces, que este país era un infierno, en todo caso vivía jugando en la calle, lugar donde estaban siempre los niños, por lo menos los de mi cuadra.

Unos años mas tarde, cuando el vello púbico asomaba incipiente en los alrededores de mis partes, por motivos laborales del archiduque viajé al exterior con mi familia. En un aeropuerto, mis padres conocieron a un uruguayo que andaba por ahí, no se trataba de un exiliado, era un tipo cuya pasión era el buceo y viajaba en busca de aguas transparentes, en ese momento se había acollarado con una lugareña y moraba en una casa espectacular al borde de un risco donde nos invitó a visitarlo por ser compatriotas en tierras extrañas. Absoluto Bacán el tipo.

No se si para que me dejara de joder o si para testear a mi viejo antes de hablar de política uruguaya, el loco me da el Long Play en cuestión para que lo ponga. Mi padre en materia de música siempre fue adicto a los clásicos y lo más moderno que había escuchado era Gershwin, pero reconoció el nombre prohibido y ante la sugerencia hizo el comentario “Ah, si, Viglietti, flor de comunista!”

Trópicos es un disco en el que D.V. es interprete de canciones de otros. Tiene (buenas) versiones de Dios le pague y Construcción de Chico Buarque, Arreglos de Leo Brower (!) y demás canciones de autores prácticamente desconocidos por aquel entonces y que luego fueron masivos.


Uno a uno fui escuchando los temas y sobre todo las letras, pero el tiempo se detuvo cuando llegué a la canción 4 del lado B: Canción del elegido de Silvio Rodríguez. Yo se que para alguien de menos años, ese músico es un sinónimo de Bosta, pero también se que durante muchos discos hizo decenas de canciones excelentes. Canción del Elegido es una de ellas y para mi gusto, la versión de Viglietti es la mejor.

Allí estaba yo, con una ignorancia total en materia de posiciones políticas, escuchando al más duro de los cantantes de protesta. Nada más apropiado para empujar mi pensamiento hacia el rumbo que después tomaría. Se venían épocas en las que había que definirse y allá por la 5 o 6 vez consecutiva que escuché la canción mientras me decían “bueno, ya está, ya la escuchamos esa...a ver...” yo ya sentía tener bien claro para donde agarrar. En ese momento era un guerrillero en potencia. Antes de cambiar de disco, me las arreglé para escuchar la canción una vez mas, bajito, para mi solo:

“Supo la histora de un golpe
sintió en su cabeza cristales molidos
y comprendió que la guerra era la paz del futuro

Lo mas terrible se aprende en seguida
y lo hermoso nos cuesta la vida

La ultima vez lo vi irse entre el humo y metralla
contento y desnudo
iba matando canallas con su cañón de futuro.”

jueves, abril 06, 2006

25 DISCOS URUGUAYOS II


MONTRESVIDEO (1981)

El disco de Montresvideo no era especialmente interesante por el trío en sí. El nombre del grupo y del disco hoy día, suena bastante terrible, aunque por aquel entonces no se había trillado tanto en materia de ese tipo de juegos de palabras. Dos de los integrantes del grupo dejaron de existir musicalmente y -por lo menos yo- no los extraño, especialmente a Pacho Martinez. De Daniel Magnone recuerdo que tenía una voz interesante para cantar cosas raras como por ejemplo Bar del Brecha, una buena canción de demencia alcohólica en un boliche de cuarta.

Pero ya que hablamos de demencia, el verdadero motivo por el cual el disco cambió, torció para siempre el rumbo de mi atormentada existencia, fueron las canciones y la voz del otro integrante del trío, un Fernando Cabrera que por aquel entonces si no era Sub-20 sería como mucho sub-23. La primer canción de Cabrera que me llevó a un estado de realidad no-ordinaria, fue El Loco. Cito de memoria porque no encontré la letra en toda la Intenet:

"Regresé, me dio pavor, corrí, me dio calor, conté no me creyó, creyó que le mentí, caliente contesté negué y era mentira.

No me vengas con historias dijo de memoria nunca me atendía lo mismo le daba cada vez mas loco dijo y cocinaba

Saldré de aquí, en pocos días mas
Saldré de aquí, les puedo asegurar..."


Hubieron muchas versiones, sobre todo algunas impresionantes en vivo de Cabrera tocando solo, pero la de este disco es obligatoria.

"Lejos, sin estar, sin ver el mar, sin mi. Lejos, sin querer, sin ser aquel, aquí, ómnibus que va....Carretera mil kilómetros de más, quiero averiguar adonde iré a parar."

No se si era el momento o qué carajos, pero las letras de canciones por aquel entonces distaban bastante en calidad de lo que se escucha hoy día. Y la música. Un rigor irreprochable en materia de arreglos nada sencillos y muy innovadores, el punto de partida de un músico como Cabrera que no por casualidad después terminó haciendo discos como El viento en la Cara o El tiempo está después, a los que me referiré en futuras entregas.

miércoles, abril 05, 2006

25 DISCOS URUGUAYOS QUE ME CAMBIARON LA VIDA


1 - PARA ESPANTAR EL SUEÑO (1978) - Jaime Roos

“Para espantar el sueño toca usted esa flauta,
son quince horas de viaje a Paranagua, son dieciocho ruedas, y las mochilas en la polvareda de la estación son boyas apagadas...”
Primera vez que alguien graba un tema sobre una cuerda de tambores tocando a todo trapo. Una canción de 5 minutos que te llevan con la vertiginosidad de viajar por América en camión. Una locura.
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“Duermase la mamá,
ya vino el coro de sapos...”
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El tipo estaba muuuuy colocado
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“Y te mando esta velita
de verdadera cera de abejas
para quemar un poco
cuando te pase un bajo astral,
soplas la llama
y en el olor del humo
desaparecerán
las cosas malas”
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.. y enamorado de una mina que le escribía este tipo de cartas.
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El disco abría con Si si si (más adelante Roos grabó otra versión, pero la original es 58 o 59 veces mejor) Candombe tocado en guitarra de cuerdas de acero. En los 8 compases que dura la intro, no hay dos iguales. Todo un país detrás, otra canción de putamadre. Con eso, ya era un disco impresionante, (estamos hablando de la Republiqueta Oriental del Uruguay en plena dictadura, a no olvidarse) pero para colmo, en la mitad del trip arrancaba:
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“Recordaron sus labios, la diferencia del gusto del café,
que el rumbo es uno solo y las nostalgias nos ayudan a andar,
se clavó su mirada en la leyenda que ordenaba en francés,
mis pies sobre la ruta, mi pensamiento vuela universal...”
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¿qué son esos acordes con ese sonido, tocado con ese ritmo? Para ese entonces yo estaba flipando a niveles pocos conocidos. Siendo un joven púber, no había escuchado prácticamente música uruguaya. En mi casa había discos de los Beatles, Cat Stevens, Simon & Garfunquel... había vivido el furor de Saturday night Fever. Mis hermanos escuchaban la musica cheta de Radiomundo e Impactos ("Sharin' the niiight toghetheeer, ooooohhh yeeeeah...") por suerte tenía amigos que me hicieron conocer Pink Floyd, Jethro Tull, Led Zeppelin, Police y alguna cosa más, pero no cabía en mi cabeza que algo uruguayo pudiera devanarme el cerebro así. Después conocí otros discos de Roos de los que ya hablaré, quizás tan buenos o mejores que Para espantar el Sueño, pero si tenía que empezar con un disco uruguayo que me cambió la vida, sin dudas elijo este.