A mi de chico me enseñaron primero a ser bien varoncito y luego, un caballero. Es por eso que cuando logro conquistar una dama no ando ventilándolo por ahí para hacerme ver. Lo cierto es que hay veces en que se hace necesario referirse a asuntos que uno tuvo, para poder relatar hechos que ocurrieron con la mayor precisión posible.
Al final, hace un tiempo, mis esfuerzos de conseguir los favores de una estrella de Jólibud dieron sus frutos, recibí la visita de Halle Berry. La llevé a Playa Grande a pasar juntos el finde, pero resultó ser que como no tenía ningún rodaje por delante, se fue quedando, se volvió conmigo a Montevideo y se me instaló en el bulín sin acusar recibo de las indirectas que yo le mandaba para hacerle entender que debía irse. La mina es de esas que se involucran en todo lo que uno tiene para hacer, quiere opinar, colaborar y todo eso. Buena gurisa, de sanas costumbres, pero algo rompebolas. Para colmo, tuve que apelar a todo tipo de malabares con mi amada Yoli, echándole flit a diario, con excusas que ya rayaban en lo ridículo.
Cierto día en que, tanto mis gónadas como mi sistema nervioso no admitían la posibilidad de quedarnos en casa, decidí sacarla a pasear y llamé a Mariano Arana para caerle de visita. Yo había tenido negocios con un empresario de boliches, muy allegado al Arquitecto y así fue que lo conocí una vez. Quedó encantado cuando yo, en uno de esos ataques de lúcida verborragia que a veces me provoca el whisky, hablé con él de Villa Serrana y Vilamajó durante 45 minutos. Quedamos en que en cualquier momento le visitaría para tomar unos vinos y que me mostraría cosas maravillosas, tales como bocetos originales del Ventorrillo y el Mesón de las Cañas. Así que aprovechando la volada, lo llamé y le dije: “Marianucho, cortá un salamín que te caigo con un vino y Halle Berry.” Camino a su casa en el prado, compré un tetra de Misterioso Aparcero (para mi llevaba una petaca de Grants) y al rato nos abría la puerta de su vivienda, el ministro de idem.
Copa va, copa viene, mencioné como al pasar la situación carcelaria de los Warren, lo cual Marianucho catalogó como “un atropello insoslayable”. Hablé también de la posibilidad que se manejaba, de una fuga organizada desde el exterior. Halle Berry, entusiasmada anunció durante 10 minutos que tenía una idea genial. Saltaba como un cervatillo por toda la casa repitiendo ¡tengo una idea genial! ¡Tengo una idea genial! y para colmo contagió su entusiasmo al arquitecto que le decía “daaaaale, decime, daaaaale” y ella seguía saltando y decía “noooo, no te digo nadaaa” y así hasta el cansancio. Por fin habló mi morena partenaire para decir que su brillante idea era cavar un túnel. "SI!!!! Un túnel!" grito Marianucho. Y ahí mismo cazó la tabla de medio Watman y se puso a diseñar el túnel. Ofreció la colaboración de un amigo llamado Ambrosio, jardinero de profesión que le mantiene las hortensias siempre grandes y abiertas y además cuenta con las herramientas necesarias.
La construcción del túnel comenzó antes de surgir el plan de la escalera mecánica. Halle y Marianucho estaban tan ilusionados con el tema que, cuando se decidió el cambio de procedimientos no les dije nada, de última un túnel que llegue hasta la cárcel es un gran plan B por si fallaba el A y ya de paso mantengo a Halle ocupada en algo. Tales fueron mis pensamientos por aquel entonces.
El túnel a esta altura lleva ya 1 km y medio de largo, se decidió en su momento que comenzaría en el fondo de la casa de Ambrosio en pleno barrio Palermo. El asunto es que, hace un par de días, luego de luchar para deshacernos de una gran roca, encontramos tras ella una cámara construida con antiguos y enormes ladrillos. En medio de dicho recinto, un cofre rebosante y grabado en la tapa: FLIA MASILOTTI “Por Bernasconi! Gritó Arana. Esto va a ser un aporte insoslayable para la Comisión del Patrimonio. Ya mismo me pongo en contacto con Manuel Esmoris...” Dicho esto, cayó desmayado al piso y tras el se encontraba mi dulce Halle que había golpeado fuertemente al arquitecto en la testa con un ladrillo precisamente persiguiendo el fin de desmayarlo. “Ni en pedo vamos a compartir esto. El tesoro es nuestro” dijo. Yo no podía estar mas de acuerdo. Ambrosio aceptó callando. Revisando el cofre, encontré un papel que tenía el inventario del tesoro. Decía así:
- Un Rosario de La tía abuela Marcelina realizado en ágata verde con veta clara.
- Un Misal diario de Ofelia C de Masilotti, tapas de cuero con incrustaciones en nácar.
- Un Collar de cuentas de vidrio hecho a los 8 años por la criada Polola.
- Un Mechón de cabellera anónima, atesorado por el abuelo Cosme hasta el dia de su muerte.
- Un Relicario con la imagen en daguerrotipo de Anunciación Masilotti.
- Un Cráneo del abuelo Cosme usado para sostener velas durante años hasta que la tía Marcelina se dio cuenta y terminó todo en escándalo.
- Collares de cuentas varios, utilizados en zarzuelas y carnavales.
- Un atado cosido en un pedazo de tafetán colorado y cosido en él un rótulo que dice “dentro hallareis el servicio esmaltado que durante años usó Ofelia C de Masilotti ”.
- Un atado con unos huesos pequeños con su rótulo que dice: "de mi santa madre Sofía".
- Una espina envuelta en un papel con un título que dice que era del árbol donde fueron cogidas las espinas con que se hizo la corona al cristo en la representación del via crucis en la semana santa de 1903.
- Pulsera hecha en alpaca, con motivos navideños que dice “Recuerdo de Minas de Corrales”
- Un reloj de bolsillo marca Omega, roto.
- Un atado de tierra con un título que dice que era de la tumba de Antonio Joaquín Masilotti
- Otro atado de tierra con un título que dice que era de la tumba de Minerva Luz.
- Otro atado de tierra con un título que dice que era de la tumba de Benicio Antuán Ferrara.
- Un Agnus Dei de cera de los que da el papa.
No quise seguir leyendo la lista. Me guardé el reloj y le pedí a Ambrosio que cerrara el cofre. A Halle le pedí que reanimara a Marianucho para decirle que con el tesoro podía hacer lo que quisiera.
Ambrosio, Halle y von recorriendo el túnel
En fin, sea como sea, hay un túnel a disposición para la fuga, al que le faltan escasos 120 m para llegar a los sótanos del presidio donde tienen encerrado a los Warren. Por como viene la cosa, en 3 días puede quedar terminado. En los planos que conseguimos del penal, no se establece en qué sector del sótano se encuentra la bodega de vinos de la carcel, si fuera tan amable Warren, avise hacia qué punto cardinal está la bodega, para hacer el boquete de entrada en otro lado. No quisieramos quebrar botellas de buen vino que, al fin y al cabo, están para ser consumidas por todos los hombres de bien que moran allí.
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