1 - PARA ESPANTAR EL SUEÑO (1978) - Jaime Roos
“Para espantar el sueño toca usted esa flauta, son quince horas de viaje a Paranagua, son dieciocho ruedas, y las mochilas en la polvareda de la estación son boyas apagadas...”
Primera vez que alguien graba un tema sobre una cuerda de tambores tocando a todo trapo. Una canción de 5 minutos que te llevan con la vertiginosidad de viajar por América en camión. Una locura.
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“Duermase la mamá,
ya vino el coro de sapos...”
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El tipo estaba muuuuy colocado
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“Y te mando esta velita
de verdadera cera de abejas
para quemar un poco
cuando te pase un bajo astral,
soplas la llama
y en el olor del humo
desaparecerán
las cosas malas”
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.. y enamorado de una mina que le escribía este tipo de cartas.
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El disco abría con Si si si (más adelante Roos grabó otra versión, pero la original es 58 o 59 veces mejor) Candombe tocado en guitarra de cuerdas de acero. En los 8 compases que dura la intro, no hay dos iguales. Todo un país detrás, otra canción de putamadre. Con eso, ya era un disco impresionante, (estamos hablando de la Republiqueta Oriental del Uruguay en plena dictadura, a no olvidarse) pero para colmo, en la mitad del trip arrancaba:
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“Recordaron sus labios, la diferencia del gusto del café,
que el rumbo es uno solo y las nostalgias nos ayudan a andar,
se clavó su mirada en la leyenda que ordenaba en francés,
mis pies sobre la ruta, mi pensamiento vuela universal...”
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¿qué son esos acordes con ese sonido, tocado con ese ritmo? Para ese entonces yo estaba flipando a niveles pocos conocidos. Siendo un joven púber, no había escuchado prácticamente música uruguaya. En mi casa había discos de los Beatles, Cat Stevens, Simon & Garfunquel... había vivido el furor de Saturday night Fever. Mis hermanos escuchaban la musica cheta de Radiomundo e Impactos ("Sharin' the niiight toghetheeer, ooooohhh yeeeeah...") por suerte tenía amigos que me hicieron conocer Pink Floyd, Jethro Tull, Led Zeppelin, Police y alguna cosa más, pero no cabía en mi cabeza que algo uruguayo pudiera devanarme el cerebro así. Después conocí otros discos de Roos de los que ya hablaré, quizás tan buenos o mejores que Para espantar el Sueño, pero si tenía que empezar con un disco uruguayo que me cambió la vida, sin dudas elijo este.
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